De la mano
Yo...
yo me pierdo a veces,
sin moverme,
en mi cabeza,
en mi mente distraída,
porque mis pensamientos corren muy rápido,
van y vienen sin conocer bien el camino,
se desvían, se alargan, se complican.
Toman trayectos donde nada, ni nadie los guía.
Pero es cuando llego a sombras y paredes oscuras,
que me entero que estoy perdida.
Pero...
yo regreso,
de su mano.
Regreso a la calma
y se tranquiliza mi alma.
T. Faerron
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