Sueña

¿Por qué dejé de soñar?
Cuando era una niña,
soñaba en todo instante.
Todo era extraordinario,
fascinante. 

¿Por qué olvidé soñar?
En alguna etapa de mi vida 
olvidé que para vivir de forma 
asombrosa debo soñar.

¿Por qué me cuesta soñar?
Abandoné el soplar de los 
magníficos dientes de león 
y pedir deseos.

Ser adulto no debe hacernos 
olvidar, soltar nuestros sueños.
La vida está llena de dientes de león,
para que, como niños, soplemos 
y pidamos deseos.
Anhelar, creer, esperar.

Nunca, nunca debes olvidar 
que los adultos también pueden soñar, 
pueden creer, imaginar.

¡Hola, adulto!
Hoy te regalo un diente de león;
sopla y pide un deseo.

T. Faerron



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