Esperaba que no dejara de caer
Ella esperaba que la lluvia dejara de caer...
De pie, tras aquella ventana que evitaba que se mojara.
Un par de horas pasaron;
cansada de esperar,
se puso unas lindas botas amarillas,
tomó su brillante sombrilla que combinaba con sus botas
y salió a la calle.
Caminó un poco al ritmo que llevaba la lluvia
al caer sobre la sombrilla.
De repente se detuvo y pensó
en lo hermosa que era la lluvia desde donde estaba;
desde su ventana se veía,
desde allí se vivía.
Un par de minutos pasaron,
emocionada de experimentar,
tiró la sombrilla y en un charco de agua se puso a saltar.
Jugó y corrió con la lluvia.
De repente se detuvo y pensó
en lo hermosa que se sentía la lluvia desde donde estaba;
desde su ventana se veía,
desde su sombrilla se vivía,
pero era con la piel que se sentía.
Y entonces,
ella esperaba que la lluvia nunca dejara de caer...
T. Faerron