Mar negro


Nadaba en un mar negro
de olas altas, tan profundo
que parecía sin fondo,
tan amplio que parecía infinito.

Pero nadaba con mucha calma
porque con cada brazada
ella avanzaba.

Aquellas aguas oscuras
que infundían terror,
se aclaraban al pasar de ella
porque avanzaba
con tremendo valor.
Seguía nadando,
a pesar del temor.

Las olas ya no la hundían,
al contrario, se desvanecían. 

Al llegar a la orilla
cansada pero muy motivada
volteo a mirar
aquel terrorífico mar; 
desde allî el agua era clara
y sin intenciones de
ahogar.

T. Faerron

Comentarios

MÁS VISTAS

Estoy enamorada

Perdida

Pero él